Discúlpeme
el lector que las cuatro letras del título basten para acomodar las
primeras imprecisiones; en realidad, la ganadería se llama Herederos
de Don Alfonso Sánchez-Fabrés C.B. y el encaste, aunque Santa Coloma
vía Coquilla, goza de cierta traza conferida por los Sánchez-Fabrés
cuando aprovechando el obligado refresco de sangre con Santa
Coloma/Buendía/ Elizondo, potenciaron la agresividad alegre franca y
pronta; así pues, coquillas, pero particulares coquillas. Tan
particulares como Juan Sánchez-Fabrés Mirat: jefe de esta posición
defensiva de la Tradición llamada Pedro-Llen (Las Veguillas),
aislada en la inmensa dehesa 25 Km. al suroeste de Salamanca.
Gracias a las abundantes lluvias otoñales, el valle del Arroyo de
la Valmuza asemeja hoy uno de esos paraísos rampantes en el
catálogo de viajes del Corte Inglés. Tapizado hasta el último rincón
de la hierba esmeralda, compacta y uniforme que conocemos de oídas;
coronado con encinas en cuya horca se puede dormir, como la de Caja
Duero; cubierto por celajes cambiantes sobre fondo ultramar y
cárdeno Saltillo, más parece un hotel rural de postín que una
posición defensiva.
Pero no nos engañamos. Es una posición defensiva donde los biznietos
del conde resisten envites enemigos; a saber:
De nuestra madre Natura, cuyas heladas darán pronto para el pelo a
tan exuberantes verdes, así como sus calores han obligado a labrar
aquí y allá abrevaderos circulares (embudos de su artillería pesada)
donde recoger las parcas aguas vertientes.
De Nuestra madre la administración; asín (no así), en general, que
se come las berzas sin dejarlas comer y que en llegando arriba, a
Bruxelas, ponen cara de bobos (o hacen como que la ponen) si les
dices que ni la dehesa es un establo, ni Santa Coloma es un frisón;
para terminar preguntando qué raza bovina se llama “dehesa” y quién
es esa santa Coloma, cuándo la festeja la santa Madre Iglesia y si
tienen carta verde ecologista (la raza, la santa y la Iglesia) pues
de lo contrario serán preventivamente inmovilizadas hasta su
saneamiento conforme a la legislación vigente.
De nuestra tatarabuela la ignorancia taurómaca, que nos ha conducido
hacia lo light. Nada de tinto de Toro, que enerva; vinillo
australiano sin alcohol, del que no emborracha. Nada que cueste.
¿Variedad de encastes?: No, eso pide conocer. Nada que exija pensar,
vibrar, dejar ver el fondo de nuestro pozo sin sonrojarnos. Pura
LOGSE: Apariencia. Cuatreñetes de tantos cuernos y kilos como
ausencia de fiereza y vigor. Toreables, muy toreables, que no
muerdan como el lisardo de Adelaida en Salamanca; que tengan
cuarenta pases .. o cien, aunque anden como Lázaro al ser
resucitado, que “anduvo!, jodido!”, pero al decir del
recalcitrante sacristán, “anduvo jodido, pero andó”; y es que
de repente nos hemos convertido por ciencia infusa en maestros de
estética efímera. ¿Seguro?. ¿Cuántos aficionados han leído algún
tratadillo de estética?.
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Tras breve presentación: al tractor. Cruzamos cancelas selladas con
la cruz de Malta -emblema y hierro de la ganadería- para comenzar el
ascenso de la ladera de la Guadaña. A media altura aparece
alineada la vacada, cosa de 50 animales desayunan paja revoloteados
por chotos vivaces. Ibarreñas y saltillas muestran sus diferencias;
más rectas y altas las primeras, más ligeras y largas las segundas,
mecen señoriales papadas al buscar el cobijo de las encinas.
Abunda en ambas el accidental calzado en castaño, pinta que aparece
a modo de entrepelado en alguna de las saltillas cárdenas. Las
encornaduras son generalmente abrochadas, de aparato, y no impiden
que lo primero que llama la atención al mirarlas de cara sean su
ojos grandes, expresivos, sello de la casa, diferentes a lo Ibarra y
a lo Saltillo.
Obran sincrónicamente mirándonos todas al tiempo con la mayor
tranquilidad del mundo, asemejando en su frialdad bustos de
emperador romano; incluso poseen un aire palaciego que las induce a
moverse destilando sosiego y elegancia; nada de estampidas ni
reacciones sorpresivas, ni histrionadas; condesas al fin y al cabo,
dejan admirado a Jorge, quien musita para sus adentro: “si
pudiera comprarlas …”. Ni se acercan ni se alejan mientras en
absoluto silencio pasan los minutos contemplándonos mutuamente.
La vacada es corta pero variada, de modo que parece posible dar
media verónica a la consanguinidad, por lo menos de momento.
Camino de la
torada cruzamos un cercado donde aguardan a ser reconocidas muy
particulares vacas. Ni bravas ni mansas o si se prefiere, ambas
cosas, pero armadas de aparato. Inmensas, berrendas de ensabanado
charolés, rojos limusín, cárdeno morucho, grafito avileño …. barroso
y jabonero con notables desteñidos; alguna escapada de la Finca
el Bosque, otra tintada de sardo imposible … mueven a conjeturar
sobre su notable hibridación; más que punta, asemejan laboratorio de
genética animal.
Y llegamos a la torada. En el primer cercado rumian tumbados los
animales de saca, cosa de una docena de quintos del 9; entre ellos,
los dos novillos rechazados por los veterinarios el pasado
septiembre en las Ventas, uno por cojo y otro .. porque pesó 548
Kg.; le sobraban 8 kg.!.. Y dicen que los coquillas no valen para
las grandes plazas porque son pequeños y de poca cabeza.
Tras situarnos a media ladera, los toros comienzan a corretear pese
a la completa inmovilidad y silencio que observamos. Ha bastado un
cambio ambiental para que abandonando la rumia, comiencen a ejercer
la actividad que más les gusta: La agonística; o en lengua
coloquial: provocarse, amagar combates, repartir estopa sin llegar
–de momento- a la sangre (eso, para la próxima primavera), cruzar
astas, largar tarascadas a las ancas etc .. . Miramos cautivados las
bellísimas escenas preñadas de ligera fuerza, cuando de pronto se le
cruzan los cables al 38, el repudiado en Madrid; un ibarreño estrellado
y bragado, degollado, cubeto, musculado.
Mira, resopla, recoge la mano derecha .. Y se arranca desde 15
metros contra el remolque!. Sólo consigo disparar la primera foto.
-
Que viene!. Al suelo!.
La gente
del remolque es veterana: Espantadores saucanos y torneantes en el
Inmemorial Torneo. Ni una sola voz; simplemente cuerpo a tierra y
apretarse para evitar salir despedidos en el choque que se avecina.
Conforme se acerca, el morrillo humea con mayor nitidez. Humilla
para derrotar. Lanza el derrote, pero al tiempo gira 90º en un palmo
arrancando la hierba con sus pezuñas y emitiendo el soplido que
suena a sábana rota, rozan los pitones sin impactar sobre la caja
del remolque. ¿Nos ha atacado o ha sido mera relación agonística al
considerarnos nuevos en su territorio?.
Dicen los teóricos que los toros huyen en el campo si no se les
acosa, hipótesis a reconsiderar cuando el género es Santa Coloma. Lo
mismo que la que habla de coquillas pequeñitos y sin cabeza; basta
ver algunos cinqueños del cercado siguiente para cambiar la
hipótesis y basta recordar la faena chapucera y criminal que le
hicieron a “Torrero” en las Ventas, (hermano de nuestro
agresor) para concluir que si no quieren estos bichos es porque
tienen música. Se van solos, buscan, hay que instruirlos, rebañan,
no pierden comba, no se rinden y mirada de entre Argos y Catoblepas,
morirán con la boca cerrada .. género musical que sólo parece gustar
en Francia, donde llena plazas mientras aquí las vacían los bichos
de repetición.
Reconocidos los cercados, siguió el almuerzo a pie de ermita
presidido por Juan Sánchez Fabrés, a cuyo lado jamás faltará ni un
ducados, ni un trago, ni la conversación razonada y atinada que da
la experiencia cuando es seguida de la reflexión.
-
Se acaba esto?
- Mientras siga el manco …
Y mira a su
mayoral que, brazo en cabestrillo, sonríe como la esfinge; luego
habla sin ira y sin demasiada esperanza de las variedades de carcoma
que corroen el retablo torero.
Sopla Cierzo;
suben los cuellos; la luz es cegadora y un minuto después, una nube
oscurece el valle; los perros mueven la cola suplicando alguna raspa
del magnífico hornazo que relumbra tras marchar la nube. Último
soplo a la bota y nos veremos pronto, si Dios quiere.
Ya de regreso cerramos el día a lo maletilla, parando en todos los
cercados donde hay toros: Hoyo de la Gitana con avispados utreros
ibarreños. Los Matilla, con ocho mazacotes de Mari Carmen Camacho.
Los Bayones .... y se fue la luz poco a poco, alargando primero,
fundiendo después sombras de cinqueño sobre tapias encaladas, vago
volar de buitre contra el poniente y ladridos muy lejanos.
Toros, buitres
y perros se van poniendo el abrigo, porque esta noche helará.