EL NACIMIENTO DE JOSÉ MARÍA CASTELLANOS EN “LA AFICIÓN VALLISOLETANA”. PURA FE, PURA ESPERANZA.

Jors Ramón Muelas.

 

 

 

         La Afición tiene una católica costumbre: Inaugurar las navidades abriendo al público el nacimiento en su sede al pie del Teatro Calderón. No es la única, otras entidades y asociaciones lucen sus nacimientos a la clientela que por estas fechas vamos de la parroquia a la taberna y de la taberna a la parroquia entreverando verdejos y mantecados con explosiones del arte efímero cultivado por auténticos especialistas.

     He ahí un rasgo de nuestra identidad, una vieja costumbre tan practicada por la gente de a pie como mirada de refilón por la autoridad competente so color del laicismo propio del tiempo y el qué dirán los señores europeos; pero como ya estamos acostumbrados al foso contracarro que existe entre esa autoridad postmoderna y la gente de a pie, ignoramos el progreso y seguimos disfrutando del ingenio, paciencia y afecto por lo bien hecho que año tras año aportan novedades a los nacimientos.

     Leer un nacimiento no es cosa baladí, sobre todo si los artistas se toman licencias; en ese caso sucede lo que con las teorías de canecillos románicos o las paciencias de las sillerías catedralicias; sabes que hay un programa iconográfico más o menos complejo, que la gracia consiste en explicar las etapas de ese programa y que efectivamente, es más complejo de lo que parece, porque el artista no planifica la mayoría de las veces, deja que sea su instinto quien dicte el programa a ejecutar; en consecuencia, leer un nacimiento pide liberarse de prejuicios, utilizar la doctrina más pura junto con la interpretación más primitiva; hay que dejar hablar al instinto absolutamente adoctrinado.
Buena práctica de lo expuesto puede y debe hacer el aficionado acercándose hasta la Peña “Afición Vallisoletana”; le bastará plantarse frente al nacimiento que este año ha hecho José María Castellanos, desnudar la cabeza de menudencias, bobadas, doctrinas degeneradas y rutinas oficialescas –lo que puede no ser tan fácil- y dejarse llevar escuchando a esa voz que desde lo hondo te habla únicamente en los grande momentos ceremoniales; esa voz genética o voz de los muertos que te remite a los fundamentos.

- Me puse a recortar a la Virgen, San José y tal; luego hice el portal de Belén con el capote del anagrama de la Peña y ya puestos ….

     Ya puestos ... siguió recortando hasta conseguir material con el que describir los principios que informan a todo buen nacimiento: Renovación, esperanza, fe, Natura fértil, buena orden, milagro, luz entre tinieblas … y todo ello a lo torero, a lo grande.

     La fertilidad se demuestra procreando, como aquí sucede. Toros hasta debajo de las piedras, toros lucidos y maravillosos, toros sin tiempo arrancados del tiempo; eso es fertilidad, que precisamente irradia del Portal de Belén: Nacimiento, fecundidad, un futuro honrado y noble para todos (aunque no de balde), riqueza … todo eso lo plasma José María Castellanos en un programa clarísimo. Nada de símbolos negros: Una torada impresionante. Para nosotros los castellanos, los que nacimos hace 1.000 años invirtiendo en ganado como renta movible ganada a bote de lanza en aceifas sobre el Sur. ¿Cabe mejor símbolo que tamaña cornucopia?.

     Aquí todos los toros son por provenir del Portal de Belén, al que regalan con su presencia; sin tan elevada causa no serían; todo lo más, serían simples bestias. A él sirven, de él dependen y a él se sujetan como declara la filacteria del ángel: Gloria un excelsis deo. Un trago de agua clara y fresca ver tanta vital opulencia cuando los parlamentos discuten muy serios sobre si los animales ya son medio humanos o los humanos medio animales y se legislan los derechos de los nuevos compis reactivando el complejo de inferioridad con respecto al animal que viene de la prehistoria y que ya Moisés cortó por lo sano al pie del monte Sinaí, cuando el público se hizo súbitamente animalista y comenzó a adorar al becerro de oro.
La mamarrachada podría tener hasta su gracia surrealista tan propia de la inestabilidad urbanita si en otra esquina del periódico no apareciera la alarmante noticia de que nos despoblamos; y en Castilla, a marchas forzadas, aunque no pasa nada porque vendrán otras culturas a trabajar para nosotros y serán tan sumisas como las Cortes de Castilla y León renunciando a sus señas de identidad milenarias; claro que a lo mejor no sucede así y piensan que el mando no le deben tener los degenerados animalistas occidentales incapaces hasta de tener hijos y que es momento de relevo, como en Roma hicieron los bárbaros; esperemos que de modo menos traumático, aunque todo apunta a que no, a que Europa sufrirá a punta de cuchillo jamonero blandido por algún iluminado mientras las mentes más preclaras elucubran sobre si las bestias sienten. ¡Velay!... todavía hoy con la Antoniana Margarita a vueltas.

     Por eso este nacimiento es aire fresco cuando ves a un jinete arreglado de parada, vara en mano, mirando a los ojos al cinqueño furibundo; cuando ves a los cerditos y ovejitas pequeñitos en un rincón y a dos castaños rabosos enzarzados y omnipotentes conforme pide la buena orden, que una cosa son los cerdos y otra los toros. Este nacimiento a lo bárbaro es la Castilla guerrera que tanto encendía a D. Antonio, el viejo y frustrado maestro andaluz que lloriqueaba por Soria. ¿Y el río Duero?, porque la cinta de acero inoxidable fundido que cruza el prado raso del nacimiento es nuestro padre Duero que como si fuera parlamentario, dicen que nace acomplejado. ¿A quién -con un poco de orgullo- se le ocurre poner en las fuentes del Duero esta llorada de Gerardo Diego?:

"Río Duero, río Duero
nadie a acompañarte baja
nadie se detiene a oír,
tu eterna estrofa de agua"
,

     ¡Papo!, ¡no ha nacido y ya le plantan la elegía!. ¿Cómo no va a estar despoblada Soria?. Soria solo es en la Saca, en el Viernes de Toros; Soria sólo es cuando decide ser y mira hacia atrás y hacia adelante siempre que alguien por ahí no diga que es delito mirar a tus cimientos, claro, porque entonces entonces las mujeres no paren, los perrillos suplen a los niños y en las pilas bautismales de los ríos se cuelgan esquelas y elegías de llorica manteles un cuarto me debes.

     Este es el nacimiento más barato de todo Valladolid, simples fotos bajadas de internet y recortadas; algo de arena, serrín, tijeras y palillos; pero si bien es el más barato  también es el más edificante; para los toreros. claro está. Tras visitarle te llena la fuerza de la tradición de una iglesia triunfante que va más allá del saquito de garbanzos para los pobres; te llena la fuerza de la naturaleza triunfante exuberante de vida y riqueza, de juventud y alegría; es el campamento castellano del rey Alfonso en el cerco de Almería en el ya lejano 1.147; nada de viejos, de violones, de desiertos, de machorras, de bestialistas ni leguleyos … caballería, como la que desplegaba y desplegará en el Toro de la Vega no tardando y entonces en vez de lloriqueos te vas tan contento masticando los versos castellanos a Vuela Pluma de Francisco Pino, poeta que como muchos parece no haber existido, pero existe; poeta de lanceros y Toro Vega, de ribera en armas, de nacimientos y sonetos como éste, de los nuestros :

De mi mano vendrás a ver el Duero
desde el alto balcón de Tordesillas;
 yo en él te he de mostrar las amarillas
ramas del chopo y alas del jilguero.

Contemplarás un fuego de lucero
 lamiendo con espadas sus orillas,
y te enmudecerán las maravillas
de tanto potro rosa y tanto acero.

Al álamo verás, viejo soldado,
viejo soldado de ademán guerrero,
darle guardia de honor y honor dorado.

Detrás, las verdes velas de un velero,
el toro del pinar bramando anclado
por surcar y beber aguas del Duero.

 Y es que uno de los toros es el Toro Vega del 2.009; sí, el Vitorino que arrancaba alambradas dobles completas, inmortal merced a José María y al recuerdo imborrable del Torneo vivido desde el alto balcón de Tordesillas o sintiendo detrás la mole cárdena cómo crecía por instantes enmudecidos por las maravillas de tanto potro rosa y tanto acero.

Brindamos en una pequeña taberna: El año 2.018 alancearemos otra vez al Toro de la Vega y le traeremos al nacimiento que ponga José María Castellanos en la Afición Vallisoletana.

Patronato del Toro de la Vega. Tordesillas (Valladolid)