La Fiscalía y la Comisión de Campo del Patronato del Toro de la Vega junto con sus torneantes y lanceros, habiendo visto de propios ojos, escuchado a torneantes discretos, estudiado el material gráfico disponible hasta la fecha y analizado cada acción de las sucedidas conforme a leal entender, propone a su Concejo Abierto, según Ordenanza, la siguiente

 

CRÓNICA EXTRACTADA DE LO SUCEDIDO EN EL INMEMORIAL TORNEO DEL TORO DE LA VEGA . AÑO DE 2.006

                                                                               PROLEGÓMENOS :
Rompesueños. foto. Ayto de Tordesillas.
Tras reconocer varias ganaderías a la búsqueda de toro apropiado, se procedió a adquirir un ejemplar de Carlos Núñez (Cádiz) nacido en agosto 2001; su peso nominal era 550 Kg, Nº 46, guarismo 2, negro bragado, cornalón de buen trapío, especialmente la mitad anterior. Sábado 2 de Septiembre hacia las 7 de la tarde, fue desencajonado el Toro de la Vega llamado Rompesueños en la Plaza de Toros sita a la Providencia. Bajó expectante y se lanzó directamente contra la parada de cabestros prevista para arroparle; no conformándose con dispersarla, corneó a uno de ellos; luego, repitió los ataques, de modo que la parada, atemorizada se negó a cumplir su oficio.
ENCIERRO :
Martes de la Peña 12 de Septiembre a las 00,30 h., se disparó el mortero que anunciaba el desenjaule del Toro de la Vega. Los bueyes huyeron del toro llegando solos a la plaza, mientras Rompesueños quedó enquerenciado y vigilante en el castillo del puente. A fin recogerle, se remitieron los bueyes, pero éstos rehusaban acercarse al toro. Tras varios intentos, la parada tomó el centro de la plaza negándose a salir.
Transcurría el tiempo, los torneantes se impacientaban y ni la asesoría proponía, ni la dirección de lidia ejecutaba, deteniéndose cualquier providencia. En tan comprometida circunstancia, motu proprio, intervino el lancero D. José Luis Abril Antón, quien cachaba en mano, arriesgando su persona -pues ya los bueyes acometían- y sufriendo los silbidos de los ignorantes, consiguió mover los bueyes hacia el puente, aunque regresaron de nuevo sin el toro.
Moverle en el puente era de mucho riesgo y poco fruto. De pronto, el toro comenzó a avanzar lentamente; vigilando, al acecho, sujetado en corto, encelándole, tras caer un torneante, se logró llevar a la plaza cuando casi era la 1 de la madrugada. Una vez allí tomó el centro, marcando arrancada a los cortes –lejanos- que le daban pero sin lanzarse. De nuevo pasaban los minutos sin ni siquiera echarle la punta de un capote. Sorprendentemente, se enchiqueraría hacia las 4,30 de la madrugada al soltarle las vacas.
SUELTA :
Arrancada en el Límite Anterior del Palenque. foto Gerardo Abril
Martes de la Peña 12 de Septiembre, con la villa y Palenque ocupados por aproximadamente 30.000 torneantes, mañana clara y viento cero; siendo las 11,00 h correspondientes a las 09,00 h. solares, dio comienzo el Inmemorial Torneo; montaban caballo entorno a los 350 y se observaron sobre 10 lanzas.
El recio ambiente tradicional se veía enriquecido con la convicción y reafirmación mostrada por los torneantes que en masa habían acudido el Domingo de la Peña a enfrentarse con los degenerados animalistas, rotas las apariencias, mostraban el orgullo de un Pueblo en su ceremonia capital ocupando puente, palacio y vega.
El despliegue de Caballería se hallaba -contra Ordenanza- fuera del Límite Anterior del Palenque, mientras los lanceros de a pie paraban tras las banderas que señalaban dicho Límite, conforme a Ordenanza. A las 11,00 h. el mortero ordenó la suelta a nivel de suelo de Rompesueños, Toro de la Vega 2.006, poniéndole divisa según venía pidiéndose de años atrás, aunque ésta no lucía los colores de la villa, como es recomendable, sino los de la ganadería.
En principio salió alegre hasta llegar al Mirador, para luego comedirse y andar y desandar los pies del Palacio; los torneantes, que en un principio tomaron grandes prevenciones, cerraron poco a poco sobre él. De nuevo amagaba, pero no arrancaba. Paso a paso, citado continuamente cada vez más encima, el toro tomó el puente y bajó cansinamente sin por eso dejar de vigilar. Parecía vencido, aunque nadie se llamaba a engaño : sólo lo parecía.
Dado que allí estaba la flor de la gente del toro corrido popular, la capacidad de reacción era elevada ante la arrancada que parecía inminente, de ahí la relativa confianza que movió a ocupar terrenos tan próximos. Se detuvo al llegar al corro de la Ermita del Cristo , sucediendo amagos de corte. La retaguardia repleta de torneantes y la vanguardia despejada, el conjunto prácticamente inmóvil y las distancias tan cortas eran contrapunto a la velocidad que aquí suele tomar el torneo. Bajó la cuestecilla del Cristo merced a tirar de él, iniciando la Cañada de Foncastín prácticamente envuelto y andando hasta las proximidades de las puertas de la Josa, donde comenzó a trotar. De pronto, giró y cargó contra la masa de avisados torneantes quienes abriéndose prontamente consiguieron absorber la embestida, momento de gran peligro. Eran las 11,20 horas .
Salió el grueso de la Caballería –contra ordenanza- hasta las puertas de La Josa, cerrando la vanguardia y el flanco izquierdo del toro, arreando para iniciar lenta cabalgada rumbo oeste, hacia el Campo de Tiro, seguida por multitud de peones.
Alanceamiento de D. Felipe Abril. foto : Jose Carpita
TORNEO :
Llegando la cabalgada a los arenales de la Vega, se detuvo el torneo en los mismos parajes del año anterior, al poniente del Campo de Tiro, entre los pinares de la Vega y del Parador; accediendo los torneantes de a pie y formando estático círculo de sobre 30 metros de radio que se espesaba por momentos.
Comenzaron a circular al toro esporádicos jinetes; echaban vara, pero como el toro no perdía la cara y el jinete no cerraba los dos últimos metros, nada se lograba aparte de contemplarse hermosas entradas, todo lo más, rasguños superficiales de algún aparato y ningún efecto. Luego fueron parejas y tríos mientras el radio bajaba a 20 metros primero y luego a 10, pese a lo impracticable del lugar por ser paraje de arenas muertas.
De nuevo se detuvo el Torneo porque el toro, completamente parado, vigilaba cada vez más de modo que era imposible atacarle sin ser descubierto. El continuo circular de la caballería acabó obligando al toro a moverse unos metros rumbo sur para apostarse cubierto en espeso pino sin olivar, buena querencia por impedir cualquier ataque, ocultarle y servirle de plataforma desde la que arrancar, aunque el constante tornear -hostigándole, encelándole con la caballería- permitió sacarle hasta una pequeña elevación arenosa donde asentó. La posición elegida por el toro era óptima para sus intereses; acceder a su frente y flanco derecho suponía ascender arenosa cuestecilla,; acceder al izquierdo y retaguardia, internarse a través de un arenal despejado sin pinar próximo donde al menos paliar el arreón inmediato al ataque; allí se plantó hasta que el lancero D. Felipe Abril Antón tomó la iniciativa.
Su primera acción fue investigar la relación arrancada/carrera que en esos momentos tenía el toro, pues se hallaba entero y avisado y se temía arrancada fulgurante; para ello, entrando por la cara, atacó el flanco izquierdo a lanza echada, el toro volvió atento y no le permitió acercarse lo suficiente como para lograr lanzada grave, eran las 11,50. Tomada la distancia, pactado el apoyo de D. Jesús Sanz Arranz y otros torneantes y movido el toro algunos metros al objeto de hallar en la salida a lo menos algún tronco de pino en que cubrirse de las vistas, ejecutó el ataque decisivo idéntico al relatado en primer lugar.
La lanzada alcanzó las cercanías del brazuelo, resultando certera en atención al punto de impacto; valiosa, en atención a la técnica utilizada y poco grave, en atención a los efectos. Es de notar el gran peligro corrido por el lancero.
Salió el toro como rayo tras el lancero, perdiendo su objetivo por estar tan próximas las circunferencias de torneantes. Ante el repentino ataque, lograron abrirse las primeras circunferencias pero las siguientes, ya desconcertadas, absorbieron el impacto, resultando herido muy grave el torneante benaventano D. Luis Javier García González al ser corneado en el pecho y quedar prendido del cuerno. La intervención inmediata de D. Felipe Abril y D. Vicente López López (lancero barcelonés), atacando los flancos izquierdo y derecho, así como el frío obrar del torneante sujetándose al cuerno para evitar su completa destrucción, permitieron desenclavarle tras unos instantes interminables; mientras, doblaba el toro.
A modo de anécdota se relata la aparición de una avioneta con pancarta ofensiva hacia la villa de Tordesillas, cuya presencia sirvió para reafirmar aún más, si cabe, a los torneantes en su ceremonia.

 

CONCLUSIONES
. foto Isaac Galván
  • El animal elegido para Toro de la Vega presentó un comportamiento atípico, mostrando tantas reservas a atacar como peligro potencial.
  • La asesoría y dirección de lidia no tuvieron recursos para resolver el problema del encierro.
  • Pedir a la caballería que despliegue sobre el Límite Anterior del Palenque, sin penetrar más adelante.
  • Los lanceros y torneantes de la primera circunferencia actuaron de inmediato y con éxito sobre el torneante herido D. Luis Javier García González, procurándole los auxilios necesarios hasta su evacuación. De igual modo, el equipo médico-sanitario actuó brillantemente, estabilizando y preparando de urgencia al torneante para su posterior intervención en quirófano
  • Proponer como Lancero Notorio y Vencedor al lancero de a pie D. Felipe Abril Antón.

NOTA : El Concejo Abierto acordó declarar vencedor del Torneo 2.006 al lancero citado.