TÁCTICA DE FORCADOS EN VILA FRANCA DE XIRA. ESCUELAS PRÁCTICAS 2.022.

J. Ramón Muelas

 foto: Enrique Carnero Santiago & Jose Carpita

 

     El pasado mes de Abril tuvo lugar en la muy torera Vila Franca de Xira la XXXI Semana Da Cultura Tauromáquica, colaborando el Patronato del Toro de la Vega con una exposición de sus fotógrafos Enrique Carnero, José Luis Abril Antón y Ricardo Martín; estas reuniones, además del estrechamiento de lazos entre gentes que pertenecemos a una misma y ancestral Cultura, permiten comprender mejor las técnicas taurinas propias de cada lugar.
Las técnicas, pese a su variedad, tienen un fin común: El dominio del hombre sobre el toro; en realidad, sobre la Naturaleza, para disfrutar la inmensa satisfacción que procura el éxito en tal intento .

     Portugal ha perfeccionado lo que en principio no pasaba de ser una necesidad en los trabajos ganaderos: Derribar al animal para herrarle con el hierro del propietario y señalarle las orejas merced a corte particular, lo que facilitaba la identificación en caso de pérdida.
     Acerca de cómo se hacía hay muy pocos documentos, siendo el más conocido la relación del viaje a España efectuado en 1.655 por Antonio de Brunel / Voyage d’ Espagne, curieux, historique et politique fait en l`année 1.655. Reveu, corrigé & augmenté, en cette nouvelle edition. Dedicada al príncipe de Orange. 1.666. Antoine de Brunel. Cap. XV & sgs.
     Sirva de aviso al lector el siguiente texto para comprobar cómo Brunel era víctima de los tópicos sobre la tauromaquia ya vigentes en el s. XVII, lo que dificulta pero no impide la descripción de lo que vio.

Cap. V
“ … festes ou corses de taureaux: C`est, à ce que l`on dit, un divertissement, qui est resté del Maures, & qui tient beaucoup de la Barbarie ancienne. Il est tellement au goust de la Nation, que toutes del villes, ont leur feste de cette nature, & ne croiroient pas avoir aucun bonheur, si elles manquoient à la solemmifer. Le roy n´oferoit s´absenter de celles de Madrid, sans que le peuple en murmurast, ……”.

   Fiestas o corridas de toros: Es ésta una diversión herencia mora y que conserva mucho de la barbarie antigua. Gusta tanto a la nación que todas las villas la celebran y considerarían fiesta de poco pelo aquella que no fuera solemnizada con toros. Ni el rey se ausenta de las de Madrid para evitar murmuraciones.

Cap. XV

“ .. ayant donné ordre qu`on commançast, on vit dans la place entourée d`une balustrade, une quantité de certains jeunes paisans, qu`on nomme herradores, qui y attendent le taureau pour le colletter,& on leur en lasche un ou deux. Aussitot, le plus vaillant court le saisir á la queuë, ou aux cornes: & estant secouru des autres, ils taschent de le coucher par terre. A mesme temps un autre vient d`un feu, fait à costé de la place, avec un fer ardant, & il luy donne le marque sur la cuisse, pendant que les autres luy fendent les oreilles. Il faut estre adroit pour cette action, tant avant que de la faire, qu`apres l`avoir faite; car le taureau est furieux en l`un & en l`autre temps. Pour le tromper quand il vient á eux, ils luy opposent ou un manteau ou un chappeau; & comme cette beste ferme les jeux en frappant, le plus hardy luy faute au col & le prend par les cornes; & tous les autres, par tous les endroits, qu`ils luy peuvent attraper. Mais il en culebutte & maltraite beaucopup; & c`est une merveille qu`il n`en tuë une grande partie: car il s`en va souvent droit a eux, les renverse,& leur passe par dessu le corps. Je ne fçay comment ils sont; ceux que l`on croit morts, se relevent aussitot. Il est vray qu`ils sont fort habiles à eviter l` echecq en se laissant tomber, afin qu`il donne le coup en l`air. C`est un assez joly jeu, mais auquel il ne feroit pas bon d`estre acteur: & je m`estonne comment un grand roy veut seulement y assister. Mais c`est plûtot par politique & pour satisfaire a la coustume, que par plaisir qu`il y prenne...."

   Dada la orden de comenzar, asoman por las talanqueras de la plaza unos cuantos mozos llamados herradores que citan al toro para inmovilizarlo entre uno o dos; inmediatamente, el más valiente trata de tomarle por el rabo o por las astas para una vez conseguido, derribarlo con ayuda de los demás. Al mismo tiempo aparece otro llevando el hierro al rojo calentado en un extremo de la plaza y le marca el anca mientras los otros le hienden las orejas. Es necesaria la máxima atención tanto antes como después de la acción dada la furia del toro en ambos momentos. Para evacuarle cuando arrancado viene hacia ellos, le fijan con trapo o sombrero, y como esta bestia cierra los ojos antes del contacto, el más práctico le para tomándole por la cola y astas mientras el resto le toman por donde pueden, siendo derribados y maltratados muchos de ellos. Es milagroso que no mate a la mayor parte, pues a menudo se arranca por derecho atropellándolos y pasándoles por encima, aunque pronto se levantan los que parecían muertos porque, ciertamente, son muy hábiles evacuando la embestida: Se dejan caer de modo que el derrote suceda en el vacío. Es un juego entretenido, pero nada más: me admira la asistencia de un gran rey, pero creo que acude más por política y por seguir la costumbre que por el placer que le causa.

   El texto resume la técnica, dificultades y peligros inherentes a ella y además informa sobre la expectación festiva que levantaba el herradero del Aranjuez barroco; lo mismo sucede hoy en todas las ganaderías de la Cristiandad, aunque con animales de menos poder.

    Este trabajo de detención y dominio ceremonial del toro (pega) se practica en Portugal y conforma una rama de la tauromaquia popular que llevan a cabo los forcados; en esta ocasión, los Forcados amadores de Vila Franca de Xira, quienes ejecutaron las suertes en la plaza de la villa durante las Escuelas Prácticas allí celebradas.

   IDEA GENERAL

     El objetivo de un grupo de, por ejemplo, 8 forcados es inmovilizar al toro (pega/pegar) arrancado hacia ellos en la misma dirección y con sentido opuesto al que ofrece el despliegue de la columna de toreros. A primera vista parece evidente que la acción se resolverá con el choque frontal entre el toro, una masa de sobre 400 kg. con velocidad de sobre 6 m./sg. y aceleración 0 m/sg2. y la vanguardia de esa columna constituida por un hombre, el caporal, de masa sobre 80 kg. unido al suelo por la fuerza de gravedad y el rozamiento, quien absorberá el impacto de la cabeza del animal portador de una energía de sobre 7.200 julios, ante la cual poco puede resistir la inercia del torero; si no hace algo, simplemente será lanzado por los aires cuando no arrastrado. ¿Cómo dominar a esa fuerza de la naturaleza que es un toro arrancado?. Más aún: ¿Cómo hacerlo precisa y elegantemente?.

   LA PEGA.

     Los toreros portugueses han desarrollado y perfeccionado un método para conseguir lo expuesto; con tal objeto, el grupo de forcados despliega en columna, llevando como vanguardia al caporal (forcado de cara) tocado con la tradicional prenda de cabeza verde (barrete verde).

     Alineados con él marchan los otros 7 elementos, de modo que el toro solamente vea al cabo; además cuidarán que la distancia entre ellos sea la óptima para absorber la energía del movimiento del toro, desplegar hacia ambos flancos y tomarle la retaguardia todo ello sin estorbarse unos a otros, para lo cual el cabo asignará misión a cada forcado con la mayor precisión posible, siempre en la idea fundamental de evitar el choque, que sería totalmente inelástico.
La suerte comienza con el cabo citando al toro desde la distancia que pida el animal procurando sea la menor posible, al objeto de no darle tiempo para acelerar y reducir su energía cinética, pues a mayor velocidad, mayor energía cinética y más dificultad para encunarse; no obstante, la belleza de la pega crece si el toro se arranca de lejos.
Decimos que interesa una velocidad ni muy baja, por el riesgo de que el toro corrija al contactar y cornee; ni muy elevada, por el riesgo de salir despedido o arrollado al encunarse, pero sobre todo interesa que la embestida sea llana, franca; es decir, rectilínea, uniformemente acelerada, sin cabeceos; que al llegar al contacto no presente un “cuerno maestro” y que marque con toda claridad las dos últimas fase de la embestida, pero tal mirlo blanco será difícil de encontrar.

     Si todo va bien, el toro arrancado se aproxima al cabo, que retrocede ligeramente corriendo hacia atrás la distancia que le facilite coordinar su encunada; en realidad trata de absorber el ataque del toro, de estabilizarle, de dificultar la coordinación del animal; de, en fin, “subirse” a la testuz y asirse como lapa a las astas enroscando sus brazos a las cepas de esas astas por maximizar así la fijación.
Es fundamental la buena alineación del cabo en su retroceso sobre la dirección de ataque, para facilitar la intervención del resto de la columna. Cuando el toro llega a la tercera fase (fase C1 humillada); es decir ha posicionado al cabo y comienza a humillar disponiéndose a lanzar el derrote, precisamente en ese instante el cabo avanza o retrocede lo necesario para justo cundo el toro inicie la cuarta fase (fase C2 embestida), en el instante antes de lanzar el derrote, se arroje entre las astas, tape la visión del animal en lo posible y merced a su peso desequilibre al toro arrebatándole la libertad de acción.

     Un caballo de picar completo de masa 1.000 kg. pesa 9.800 Nw.; si reparamos que 1 Nw. es la fuerza que es necesario aplicar a 1 kg. durante 1 sg. para procurarle una velocidad de 1 m/sg. y que un toro de peso y años puede perfectamente elevar esa masa, concluimos que el cabo tiene que no sólo fundirse con la testuz del toro, sino recibir ayuda inmediata de otros dos forcados, de modo que uniéndose los tres sobre el cuello y cabeza del toro alcance la masa de toreros un valor razonable, entorno a 250 kg., capaz no sólo de frenar la embestida, también de apuntar hacia el suelo el vector resultante de componer la energía cinética del toro con el peso de los tres toreros; es decir modular el vector del movimiento del toro.

Coordinar el ataque del cabo con el apoyo inmediato de los dos elementos de la columna que van tras él pide decisión a toda prueba y es acción de mucha dificultad porque el cabo no lleva en su vestimenta asidero a propósito donde pudieran engancharse el segundo y tercer elemento; más aún cuando sólo visten camisa

     Mientras sucede la fase anterior, una vez comienza a ser frenado el toro por el ataque de los tres primeros toreros despliegan el resto de forcados pasando de columna a línea. Uno de ellos (rabillador) toma la retaguardia del toro para asirle del rabo; dos toman el flanco derecho y otros dos el izquierdo pero los 7 toreros de cara han de formar una piña, una pesa de sobre 600 kg. que neutralice al toro; los empujes, torsiones y flexiones aplicados sobre el toro deben complementarse para inestabilizarle hasta que el animal se detenga completamente. La tarea del rabillador traccionando y –sobre todo- rotando el rabo es de gran importancia pues desvía hacia él la atención del animal y permite a los toreros de cara solaparse entre sí y con el toro.

     La pega termina cuando el toro resulta inmovilizado. Llegados a ese punto, 7 toreros salen de la suerte a la orden del cabo dejando al toro en manos del rabillador, que hará girar al toro traicionando lateralmente el rabo mientras procura permanecer en la zona muerta de visión trasera, enclavan al suelo las zapatillas y trata de nos ser derribado por el violento giro del toro. El colofón es muy apreciado por su dificultad.

CONCLUSIÓN

     Concluirá el lector que resolver estos problemas exigentes de máxima precisión y oportunidad frente a animal tan impredecible como un toro, traerá como consecuencia la aparición de numerosos fallos que a su vez generan en los toreros el hábito de la constancia: Es admirable observar cuando las cosas vienen mal dadas como rota la columna, esparcidos sus elementos por la arena, pisados y atropellados, no dudan un segundo, se recomponen y vuelven a formar para intentarlo de nuevo.

     Acciones tan sujetas a las veleidades de fortuna exigen al grupo una coherencia moral completa: No caben dudas, siendo -como son- muy conscientes de las heridas, golpes y aún graves accidentes que con frecuencia aparecen, deben asumir que la inmensa satisfacción que a nivel particular y a nivel grupo genera celebrar una buena función dominando al toro, tiene un elevado precio ineludible de pagar; por eso se declaran “forcados amadores”; es decir: Aficionados, aunque me parece que el término más bien quiere decir: Amigos.

     Esa amistad es capital para dar coherencia al grupo. Formar parte de uno de estos grupos de forcados amadores imprime carácter, como los Santos Sacramentos; esa pertenencia se convierte en pedazo de orgullosa historia que les acompañará hasta el sepulcro y por muy mal que vaya la vida siempre quedará esa columna de la autoestima que es haber enfrentado y vencido a un toro bravo.

He ahí la fuerza de la Tauromaquia Tradicional.

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Patronato del Toro de la Vega. Tordesillas (Valladolid)