Seis toros de los Hrdos. de D. Celestino Cuadri fueron lidiados y
dados muerte a estoque en Cenicientos el día 14 de Agosto.
Toros de gran presencia y seriedad, duros, que pusieron las cosas
extremadamente complicadas a los coletas. En líneas generales
acudieron alegres al caballo, empujando con la cara a media altura y
un solo pitón. Se dejaron dar a base de bien. En banderillas
pensaban y probaban a los banderilleros, que además de pasar las de
Caín, estuvieron poco prácticos en multitud de pasadas.
Cabe destacar, en el caos y mala lidia, el intentar poner por
derecho los pares de Cebadera y lances de brega de Curro Javier. En
la muleta no perdonaban media duda o fallo. Destaco el quinto toro,
que a pesar de salir muy suelto, poco fijo al ruedo, marcando
querencia a toriles,… se asentó en varas y llego a ser bueno en la
muleta de Lamelas.
Alberto Lamelas estuvo voluntarioso en su primero, aunque con la
sensación de poder haber conseguido algo más. Poco pudo hacer con el
segundo, que mató por Castaño, mas allá de pasaportarlo con
habilidad.
A su tercero, quinto de la tarde, le perdió al menos una oreja por
recetarle un bajonazo.
Damián Castaño salió a morder desde el principio para revindicar el
triunfo del año pasado. Consiguió una primera tanda ligada,
asentada, … Al iniciar la segunda, pensando tener domeñado al toro,
relajó el cuerpo para torear como antes. Pareció que el cuadri notó
ese relajo y lo lanzo¡ó a los aires, propinando puntazo en pierna
izquierda y lo más preocupante, una mala caída sobre el cuello.
Abandono la lidia camino del hospital para realizar pruebas.
Tomás Angulo, que no torea apenas, tuvo que lidiar alguno de los más
difíciles, duros, ásperos, probones,… de la corrida. Entre ellos el
sexto, un colorado en el que más de uno teníamos puestas nuestras
esperanzas, ya que los colorados de cuadri suelen cumplir con creces
las expectativas, pero esta vez no.
Desde el tendido, con una fuerte presencia de alguna asociación y
tendido de esos de “sabedores” de Las Ventas, se protestó
airadamente el cambio de tercio de banderillas, que, si bien es
cierto que el presidente lo realizo con solo dos o tres banderillas,
se llevaban diez, doce pasadas, con toros aprendiendo latín en misa
cantada. Cierto es que las cuadrillas no estuvieron acertadas, pero
ante el desconcierto en el tercio habría bastado pasar página.