EL ENCIERRO DEL LUNES DE LA PEÑA. APUNTES TÁCTICOS, LOGÍSTICOS Y MORALES.

José Ramón Muelas.

 

 

 

     Dentro de las fiestas de la Peña el encierro del Lunes es mucho más cercano y aprehensible que el multitudinario del Domingo, y puede procurar información de todo tipo que nos permitirá conocer mejor las facetas del encierro a caballo.

APUNTE TÁCTICO.

      El de hoy comenzó con un apartado atípico, menos sosegado de lo conveniente, incorporando elementos que estaban en el prado con otros procedentes de camión y configurando así un encierro heterogéneo que ya salió caliente de los prados del Zapardiel.
     Cosa de 30 jinetes formaban la escolta, número necesario y suficiente para manejar el ganado; además era caballería de calidad como demostraría a lo largo de la mañana evitando caer en el eterno pecado del apresuramiento y parecía bien mandada; sin voces descomedidas, sin exabruptos, cerrando flancos a la distancia de fuga y gobernando a los buenos cabestros que respondían de inmediato al cambio de posición de los jinetes; de esta manera, pese a venir los toros revueltos y a fragmentarse el encierro, consiguieron llegar al campo de tiro y enfilar la Cañada hacia la villa.
     La primera mano de caballería dio arreón al llegar a la Colonia para meter un animal hasta el puente, mientras la segunda mano se detenía y sosegaba en los viveros a otro par de toros que se negaban a avanzar; incluso uno de ellos fugó hacia el sur y dio lugar a lucida acción: En vez de tirar de picas y voces, engancharon el toro a la cola de los caballos y fueron encelando y frenando poco a poco hasta conseguir detenerle sin necesidad de cruzarle por la cara.
     Otro de los toros se encastilló en los espinos de la Josa adoptando posición de libro. Sumergido en la espesura, cubría su zona muerta de visión trasera con la alambrada de la Josa Baja, sus flancos con el ramaje, inmóvil y al acecho apenas se dejaba ver pero tenía libre e iluminada por el sol la zona de visión frontal y así, desde la penumbra, podía ver recortados con toda claridad los objetos que se le aproximaban. Tuvo que emplearse la caballería citando en corto hasta hacerle salir de la fronda, y pagó el óbolo a Fortuna resultando herido un equino en el pecho al quedar encajonado por la talanquera.
     Una tercera mano de caballería trató de meter otro de los toros separados del encierro utilizando la técnica de dejar el flanco derecho del toro fijado por las talanqueras y cerrarle el izquierdo con los caballos. Funcionó al principio, luego, el toro comenzó a derrotar contra los rollizos, pero bien fuera a causa del afeitado, bien a otras circunstancias, no coordinaba el golpe con perfección, fracasando en su intento de salir de la carrera, aunque dio qué hacer los atalancados.

 

 

APUNTE LOGÍSTICO.

      A causa del accidente sufrido por el jinete se llevó la montura a la riberilla de la Josa, desde donde pidieron el apoyo de un veterinario; transcurrida hora y cuarto, finalizado el encierro, allí permanecía el jinete con su animal herido al que había hecho cura de circunstancia taponando la cornada con la manta de la silla. Estaba sólo y no apareció hasta ese momento ningún veterinario.
     Estos casos mueven a pensar en mejorar el aprovechamiento del personal veterinario contratado en la Peña asignándole la función de apoyo gratuito a la Caballería para intervenir de inmediato ante casos parecidos al expuesto; de hecho, la misión principal de los veterinarios está referida al control de la peligrosidad del toro, puntualidad de la documentación, bienestar del vacuno y en general funciones que interesan a la autoridad como garante de la legalidad; ¿Será posible añadir el apoyo a la Caballería accidentada?; es decir, que el gasto llegue directamente al individuo necesitado del recurso. En atención a los elevados costes que supone esta contratación, parece más razonable enviar al veterinario con el encierro para curar un caballo corneado, que enviarle a echar un vistazo a la vaca de las 11.

 

APUNTE MORAL.

      De los utreros de este encierro uno de ellos quedó exhausto en la boca del puente. Nada anormal; problema común que se resuelve anestesiando al animal, cargándole a vehículo adecuado y trasladándole al prado o toril donde recuperarle. Ese es el objetivo clave: Recuperar un animal de 2.000 euros; y todas las acciones deben encaminarse a ello. No sucedió así, de hecho, la principal preocupación no fue la evacuación segura y cómoda del toro, sino ..!Que nadie pudiera grabarlo!. Y para ello taparon al bicho con banderas de España, lonas y lo que hubo a mano; le cercaron con vehículo y en fin, parecía que allí tenía lugar una reunión de diablos en vez de una operación taurina. Con ello dificultaron la acción de Alfonso y colegas que trataban de operar entre apreturas.
     La razón de este obrar era evitar que se subieran a internet fotos o videos de la maniobra. ¡Como si el enemigo necesitara esas condescendencias!. ¿A estas alturas andamos pensando en qué dirán los señores forasteros?. ¿Cuándo nos dará Ntra. Sra. de la Peña fe en nosotros y desprecio por el enemigo?.

     Otra cuestión tocante a lo moral me llamó la atención. Entre las muchas enseñanzas de la tauromaquia tradicional está la de hacer ver –a tortazos, ciertamente- la diferencia entre lo virtual y lo real. Una moza que conforme a la gente de su edad estaría cansada de ver en internet, videojuegos etc .. todo tipo de violencia, muertes, tiros, vampiros chupasangres y la perversión mas sofisticada, rompe a llorar cuando el caballo atrás citado es herido. No fue una de esas heridas tremendas del Toro Vega, sino una herida que sangraba hasta el suelo, pero era sangre de verdad, de la que huele y mancha; no era digital. La incapacidad de pasar de lo virtual a lo real la había puesto en la encrucijada metafísica de elegir entre las raíces de la Tradición y sus durezas o la volatilidad del globo woke y su falsa ligereza, aunque la elección parece clara: La vida no hace más que dar cornadas ..!Para andarse con globitos!.

Es lo bueno de estos encierros que no entran con normalidad y parecen fracasados; si se miran con detenimiento, siempre ves algo.

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Patronato del Toro de la Vega. Tordesillas (Valladolid)