LAS TEÓRICAS DEL XIIº COLEGIO DE LANCEROS DEL PATRONATO DEL TORO DE LA VEGA
Redacción. |
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La tarde del sábado 29 de Marzo siguió el XIIº Colegio de Lanceros del Patronato con el dictado de lección por parte de los maestros Eladio Vegas Alonso y César Fernández Becerril, coordinados por Javier Martín del Río. El objetivo era ampliar conocimientos sobre la elaboración del toro bravo y sobre las técnicas utilizadas en la tauromaquia popular, pero dando especial importancia al matiz inmaterial: No es sólo cómo criar un toro, también que carácter imprimirle. No es sólo quebrar a un toro, también rematar el quiebro –por ejemplo- invadiendo el flanco para hacerle girar. Cuadro y marco importaban. El maestro Eladio Vegas Alonso, ganadero y jinete, dio lección mostrando el paralelismo que existe entre la relación ganadero/toro y la relación jinete/caballo, afirmando que en ambos casos los animales son una especie de esponja capaz de absorber la personalidad del dueño y así, ganadero y jinete se proyectan sobre el comportamiento del animal. Tras describir los rasgos de comportamiento y funcionales que en su concepto definen la bravura, concluyó que el encaste Santiago Domecq (Juan Pedro Domecq) es la materia prima ideal para fabricar su toro bravo ideal: Animal corto de manos, dorso recto, compacto, armónico e incansable … Materia prima a la que -como el escultor a la arcilla- hay que dar forma mediante la definición de unos criterios de tienta. Precisar esos criterios son la piedra angular, piedra que él esculpe fundiéndose con el ganado, estando siempre encima, observando qué sucede en la torada, alimentándolos personalmente, qué ha resultado a la hora de lidiar, si es preciso corregir líneas añadiendo o quitando parte de fenotipo o de carácter … ; en fin, la obsesión por la obra, única receta para tener éxito.
El maestro César Fernández Becerril, uno de los grandes toreros
populares, el prototorero para buena parte de la gente de
talanquera, imperturbable como monje arrancado de una pintura de
Zurbarán, nadie diría que tres semanas antes, un toro entre
Aristóteles por sus saberes y Guzmán de Alfarache por sus múltiples
vivencias, le había dado cornada de 40 cm. en el templo de Ciudad
Rodrigo, donde llama la campana Gorda a inmersión hacia el interior.
“Tantos corceles de guerra, Hasta que esforzóla el Cid Y el maestro no hablaba a humo de pajas. Cuando le preguntó el coordinador:
Y el maestro respondió:
Aún olía a badajazo, arena helada, carreras, bufido y sangre mirobrigense … ¡Y allí quería volver!. ¿Volver?. ¡Claro!, hay una cuenta pendiente. Este fue el punto capital de la enseñanza: Honor... que a mayor peligro mayor gloria.
Tras la entrega de certificados del XIIº Colegio tuvo lugar la cena de torneantes, donde seguimos aprehendiendo los innumerables matices de la tauromaquia y de las gentes que la configuran.
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